diciembre 23, 2024

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Policía dispara contra niño autista que sufría una crisis

Estados Unidos

Agencias 

Un niño con autismo fue gravemente herido en una ciudad del centro oeste de Estados Unidos cuando un agente de policía le disparó tras responder a un pedido de ayuda de la madre, incidente que alimenta la polémica sobre abuso policial en la nación norteamericana.

Linden Cameron, de 13 años, pasaba por un episodio de alteración mental cuando su madre, Golda Barton, llamó al número de emergencia 911 para solicitar asistencia en la ciudad de Salt Lake City (estado de Utah).

“Les dije, está desarmado, no tiene nada, solo se enfada así y comienza a gritar. Es un niño tratando de llamar la atención”, declaró la madre a la cadena KUTV.

Cuando la policía llegó a la escena, el chico huyó y en la persecución uno de los oficiales le disparó varias veces.

“Durante una corta persecución a pie, un oficial disparó su arma y alcanzó a esa persona”, dijo el sargento Keith Horrocks de la policía de Salt Lake en una conferencia de prensa. “Fue transferido al hospital en estado grave”, acotó.

El menor sufrió lesiones en el hombro, los intestinos, la vejiga y los tobillos.

“Es un niño pequeño, ¿por qué no solamente lo tumban?”, dijo entre lágrimas la madre, recordando lo que le imploraba a los agentes.

Según la versión policial del procedimiento, Linden Cameron era considerado sospechoso de “amenazas con un arma” hacia conocidos, pero de acuerdo con Horrocks, no se encontró en el lugar ninguna evidencia de un arma “en este punto”.

En un país sacudido por protestas contra la brutalidad policial tras la escandalosa muerte de algunos ciudadanos negros,la situación de Cameron provocó el reclamo de organizaciones locales de discapacitados.

“Se llamó a la policía para que ayudara, pero lo que hizo en cambio fue más daño”, dijo la organización Neurodiverso basada en Utah.

El caso de Cameron recuerda al de Daniel Prude, un hombre negro de 41 años con problemas mentales que murió asfixiado en custodia policial tras ser detenido el 23 de marzo en Rochester, Nueva York.

En ese momento, las autoridades respondían a un llamado del hermano de la víctima para recibir ayuda en medio de esa crisis psicológica.