Ciudad de México | Agencias
Con la pandemia de covid-19 México experimentó el mayor exceso de mortalidad entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Además, la crisis sanitaria golpeó profundamente la salud mental de los mexicanos, toda vez que la prevalencia de la depresión fue nueve veces mayor a principios de 2020, en comparación con 2019.
El Panorama de Salud 2021 de la OCDE revela que el virus SARS-CoV-2 contribuyó a un aumento de 16% en el número esperado de muertes en 2020 y la primera mitad de 2021 en los países de la organización, causando 2.5 millones de muertes en exceso.
Según el reporte presentado ayer, la esperanza de vida cayó en 24 de los 30 países con datos comparables, con caídas particularmente importantes en Estados Unidos de -1.6 años y España -1.5 años.
Pero el nuevo coronavirus también ha impactado de manera indirecta a las personas que no se infectaron. La detección del cáncer de mama, por ejemplo, se redujo 5% en 2020 respecto de 2019 y el número medio de días en lista de espera aumentó, en promedio, 58 días para el reemplazo de cadera y 88 días para el reemplazo de rodilla en dicho periodo.
En el caso mexicano, la pandemia resultó en la pérdida de atención, incluida una caída de 9% en las consultas médicas en persona el año pasado. “Un impacto indirecto importante es el empeoramiento de la salud mental, nosotros observamos que hay un aumento sustancial de depresión y ansiedad en muchos países de la OCDE durante la pandemia, y los grupos de la población socialmente vulnerables o los más jóvenes se han visto especialmente afectados y eso es muy preocupante”.
Ejemplificó que, “en México, hubo un incremento de una prevalencia de depresión entre adultos de 3% a un 28%, comparando 2019 con 2021, entonces se genera un pasivo para que los sistemas de salud, seguramente van a tener consecuencias durante muchos años con el impacto de covid-19, eso puede tener impactos, quizá, en la productividad de estas economías y sociedades”, advirtió Frederico Guanais, jefe adjunto de la división de Salud de la OCDE.
Durante la presentación del informe, Guanais reconoció que se pensaba equivocadamente que los sistemas de salud de los países de la OCDE eran resilientes, pero no lo fueron.
“Algunos de los sistemas de salud más bien financiados y más bien proveídos del mundo tuvieron impactos fuertísimos con la pandemia y esto nos llevó a una reflexión sobre cuáles son las inversiones necesarias en el futuro para hacer que sus sistemas estén más preparados, porque habrá nuevas pandemias, nuevos impactos, pero cómo hacer para evitar que nuevos shocks tengan el mismo efecto que tuvo la pandemia de covid-19, los costos humanos, sociales económicos son enormes”, expuso. El informe hace énfasis, por ejemplo, en el impacto de los estilos de vida poco saludables, como el tabaquismo, el consumo nocivo de alcohol y la obesidad que aumentan el riesgo de que las personas mueran por covid- 19 y cómo el gasto en prevención de enfermedades sigue siendo relativamente bajo y representa sólo 2.7% de todo el gasto en salud en promedio.
Asimismo, refiere que, aunque el número de médicos y enfermeras ha aumentado durante la última década en casi todos los países de la OCDE, persiste la escasez que se ha puesto de relieve durante la pandemia, lo que ha demostrado ser una limitación más vinculante que las camas y el equipo de los hospitales.
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