Ciudad de México
Agencias
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que, la inmunización evita de 2 a 3 millones de muertes cada año. En la encuesta “Vacunas: Ideas en México” realizada por la Asociación Mexicana de Vacunología (AMV) con el fin de conocer qué es lo que los mexicanos piensan de las vacunas, se encontró que, 95.6% de los encuestados afirmaron creer que las vacunas funcionan, 93% de los encuestados confirmaron sí vacunar a sus hijos y el 97% dijeron confiar en la seguridad de las vacunas.
Sin embargo, aún existe un porcentaje de la población que duda de la eficacia de las vacunas debido a los mitos que rodean el tema de la vacunación. A continuación, informaremos sobre la realidad de grandes mitos que existen sobre la vacunación:
Mito N°1: Las enfermedades prevenibles mediante la vacunación están prácticamente erradicadas, por lo tanto, no hay necesidad de seguirse vacunando.
Realidad: Si bien las enfermedades prevenibles mediante vacunas se han vuelto infrecuentes en muchos países, los agentes infecciosos que las causan siguen circulando en algunas partes del planeta.
Mito N°2: Las vacunas no son seguras.
Realidad: Las vacunas deben pasar por evaluaciones y pruebas constantes para asegurarse de que sean seguras y funcionen correctamente. Cada lote de vacunas debe ser controlada de manera individual y la Organización Mundial de la Salud continua con el monitoreo de la vacuna.
Mito N°3: Las vacunas causan autismo.
Realidad: En 1998, un estudio suscitó preocupación en torno a un posible vínculo entre la vacuna contra las paperas, el sarampión y la rubeola, y el autismo. Luego se descartó la veracidad del estudio, y finalmente la revista que lo publicó retiró el artículo. Desafortunadamente, la publicación inicial tuvo un impacto negativo sobre las tasas de vacunación, lo que dio lugar a sucesivos brotes de las enfermedades contenidas en la vacuna contra sarampión, rubeola y paperas.
Mito N°4: Si mantenemos buena higiene, las enfermedades no se propagarán.
Realidad: Muchas enfermedades se propagan sin importar que tan buena higiene tengamos. Si las personas no se vacunan, las enfermedades que ya se habían erradicado como la polio y el sarampión pueden regresar.
Mito N°5: Es mejor desarrollar inmunidad contra las infecciones enfermándose que a través de las vacunas.
Realidad: Las vacunas interactúan con el sistema inmunológico para generar una respuesta inmune similar a la que produce una infección natural. Pero con la diferencia de que no causan la enfermedad ni ponen a la persona en riesgo de desarrollar sus potenciales complicaciones. El querer ser inmunizado contrayendo naturalmente la infección puede tener graves consecuencias: desde defectos congénitos producto de la rubéola, cáncer hepático causado por el virus de la hepatitis B o incluso la muerte en el caso del sarampión.[3]
Mito N°6: Las vacunas pueden contener microchips para que algunas personas puedan rastrear a los vacunados.
Realidad: Las vacunas son producidas de manera muy rigurosa. Muchas de las ampolletas cuentan con dosis para múltiples personas, sería imposible colocar un aditamento por esta vía en cada individuo.
La inmunización previene cada año numerosas muertes por difteria, tétanos, tos ferina, gripe y sarampión en todos los grupos de edad. Es una de las intervenciones de salud pública más costo eficaces y exitosas. De acuerdo a la OMS, si se mejora la cobertura vacunal mundial, se podrán evitar otros 1,5 millones de defunciones.
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