José Noé Mijangos Cruz
El futbol recupera el exceso de atención que el ocio publicitario reúne en torno suyo. De ahí nacen los apetitos que deben atender los integrantes de las sociedades modernas que siguen a pie juntillas a sus personajes influyentes. Cristiano Ronaldo no escapa de ese mercado que pretende hacer de la ética su canal de responsabilidad social, aunque si se le oprime un botón susceptible dejará entrever su más dislocada realidad comercial.
Pareciera que elegir agua y no Coca Cola podría reunir en torno suyo la mayor cantidad de gente que comparada con la probable sanción por contratos de publicidad firmados para la Eurocopa, lo situaría como una marca (la suya) difícil de roer. Si a eso le agregamos los cuatro mil millones de dólares que Coca Cola sufrió como pérdida en el mercado de valores, podríamos suponer que la vida profesional de Cristiano Ronaldo ha llegado a su fin.
Ante ese caso de publicidad negativa, tenemos la certeza que la actitud del crack del futbol portugués no sólo no perjudicó a la compañía líder de gaseosas, sino que incluso ganará por esa acción, además de reaccionar concertadamente con Coca Cola para que su comportamiento pareciera una medida espontánea y no una simulación.
Encubrir que mediante un rechazo a la bebida oscura se hallan tintes éticos del futbolista, es comprar una versión ingenua pues las premisas no corresponden a los resultados. Existe la sospecha de que Coca Cola haya tenido la curiosidad de reposicionar la marca. Las ventas “on line”, nada más por poner un ejemplo, desnudan que el punto de venta (10%) y el empaque (30%) se pueden ahorrar, incluso si avanzamos y le quitamos ese otro ahorro que es en sí la marca (30%).
De esa manera, la pérdida de cuatro mil millones de dólares en valores pudo representar sólo un mínimo costo que ni siquiera se acumula en la realidad financiera considerando usurparle el 70% del excedente de las ganancias. Pérdida bursátil que no se echó en saco roto, mediante la intervención de agencias bursátiles se vendieron y compraron acciones por encargo de Coca Cola para reducir aún más la “caída libre. De Esa manera podemos concluir que otras empresas salieron beneficiadas con la adquisición de las acciones perdidas por Coca Cola.
El que supongamos que haya sido concertada esa acción minimalista de Cristiano Ronaldo, incluso le permite ganar cantidades de dinero que la firma de refrescos de cola implementó para esta acción. Aquí cabe decir que ni los futbolistas tienen libertad de contratación, ni empacho para el desacato de medidas que se le fijan de antemano para dirigirse a los medios de comunicación.
Si los futbolistas persiguen en los tiempos que corren aparecer ante los medios de comunicación como “personas subversivas”, perderían su tiempo luego de que la dignidad es un lujo que no pueden pagar jugando para clubes mercantilistas.
Twitter: @JNMIJANGOS
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